La catarata es la opacificación de la lente natural que tenemos en el interior del ojo. Dicha lente se llama cristalino y nos sirve para acomodar o adaptadar nuestra visión a los diferentes focos: cerca, intermedia y lejos.

La técnica quirúrgica para dar solución a este problema de visión consiste en extraer el cristalino que ha perdido transparencia y sustituirlo por una lente intraocular artificial (LIO).

Lentes Intra-Oculares artificiales tienen diferentes características que determinan su calidad: materiales fabricación, diseño de la LIO, etc.

El hecho de implantar una lente intraocular tras la extracción de la catarata es básico pues tras eliminar la catarata estamos substrayendo del ojo una cantidad importante de poder refractivo, que de media se puede valorar en unas 21 dioptrías.

Si no implantáramos con una lente intraocular habría que compensar ese poder refractivo con unas gafas de una enorme potencia con la consecuente pérdida de calidad visual por las aberraciones que dichas lentes provocan, además de la gran dependencia que crearía el paciente a ellas.

Un poco de historia sobre las lentes intraoculares

Las primeras experiencias que se realizaron con lentes intraoculares, allá por los años 50, se basaron en la experiencia que se tenía con los pilotos de combate de las fuerzas aéreas británicas, tras haber recibido impactos de restos de las ventanillas acrílicas de los aviones en plena batalla.

Tras seguirlos a largo plazo se vió la alta compatibilidad de este material y el bajo índice de rechazo. Sin duda fue un gran avance para la Humanidad y la medicina, pero totalmente casual.

A lo largo de la historia los métodos de cálculo de las LIO se han ido mejorando llegando al nivel de excelencia que se tiene actualmente. La cirugía de catarata actualmente es una de las intervenciones más frecuentes y con elevado porcentaje de éxito.